Josep K ha visitado Portbou

Josep K ha visitado Portbou

jueves, 23 de diciembre de 2010







Biberkopf se asoma a un acantilado en Port Bou junto a un monumento extraño. Lee el cartel que cuenta la historia de un exiliado que terminó sus días en este pueblo. “Walter Benjamín había pronosticado un desastre a través del progreso. Murió justo aquí” dice un cartel a la entrada del cementerio.

Biberkopf acaba de cruzar la frontera escarpada que une Portbou con Cerbere, en Francia, hasta donde lo llevó el tren. No hay más que unas cuantas casas encajonadas en Port Boul, un restaurante que se llama España, una gran estación de tren. En ambos pueblos, que parecen gemelos, una riera se ha convertido en aparcamiento de coches.

Franz piensa en la hermosa mujer que servía pescado y vino en el restaurante de Cerbere. Lo ha mirado con interés. Le ha hablado en alemán con acento francés. Lucille Prodinaud, le ha dicho que se llama y le ha obsequiado un vaso de vino de Laguedoc Roussillon.

“Tienes una piel tan suave” dice Biberkopf en la pensión de Cerbere en voz baja. Lucille lo ha acompañado y se ha desnudado frente a él “Es lo que se sueña sin saber lo que se sueña. A muchos les pasara que no saben lo que es, lo que sueñan. Quería tener un motivo para hacer lo que de cualquier manera haría. Quería jurar que seria siempre honesto. Jure que nunca seria deshonesto” . Franz Biberkopf se sumerge en la piel de la mujer que encontró en Cerbere.


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