Josep K ha visitado Portbou

Josep K ha visitado Portbou

viernes, 24 de diciembre de 2010

Una carta que podria salvar a Josep K

JOsep K, redacta la carta que piensa que lo puede salvar de la situación confusa y ambigua en la que se encuentra:

Prisión de Figueres, noviembre 2011

Estimados Sres Autoridad de la prisión de Figueres

Por intermedio de la presente quiero agradecer las excelentes condiciones y el trato dispensado a mi persona durante mi confinamiento en la prisión modelo de Figueres. Esta prisión, única en su tipo, indudablemente un ejemplo para toda Europa. Sus características, impensables en el año 1925, en Alemania que es de donde provengo, significa un avance muy significativo en lo que se refiere a la atención de los presos. Es indudable que la rehabilitación de un reo puede mejorar notablemente, en estas condiciones. Agradezco muy especialmente gozar de piscina climatizada, horarios flexibles, acceso a información a través de internet y a una bibliotec. Disfruto de las actividades lúdico recreativas planteadas por el Sr monitor. Estas actividades permiten sobrellevar mucho mejor una situación de por si conflictiva como es la reclusión penitenciaria.

Me dirijo a vosotros en relación a mi caso, que entiendo debe haber surgido de un error en algún punto del acuerdo que tenéis con un servicio penitenciario de Berlín de 1925. Como podréis apreciar en algunas citas que adjunto a esta misiva, tanto el Sr. Franz Biberkopf como yo provenimos de unos relatos ideados por dos autores que escribieron sus obras en los primeros años del siglo XX, el Sr. Alfred Doblin y el Sr. Franz Kafka. Estos dos autores han ideado historias en las que el Sr. Biberkopf y yo somos protagonistas. En 2011 se ha desarrolado una tecnología que para nuestra época hubiera sido inconcebible: la tele transportación espacio temporal a través del acelerador de partículas. Entiendo que habéis aplicado ese programa tanto con el Sr. Biberkopf, cuyo caso es de publico conocimiento, como con el mío, que permanece en el anonimato.

Por intermedio de la presente ruego tengáis a bien enmendar este error. Comprometo mi más absoluto silencio respecto de la situación planteadl. Entiendo que habéis acordado con el Sr. Biberkopf su liberación y que él ha aceptado las condiciones de vivir en el siglo XXI. Entiendo que su caso os puede servir para mostrar los avances de la prisión y la impresionante evolución tecnológica que significa un acelerador de partículas como el que dispone vuestra institución. Una verdadera maravilla este instrumento que puede rescatar a alguien de los anales del olvido, traerlo a una excelente prisión como esta y liberarlo.

Con respecto a mi caso, no tendría ninguna utilidad mi liberación a los fines de la opinión pública. Ruego por tanto se me devuelva a mi situación originaria en 1925. Por mi lado no tengo ninguna culpa y estoy dispuesto a asumir todas las consecuencias de mis actos, aun sabiendo lo que a partir de 1932 sucedió en Alemania y los trágicos años que sobrevinieron a partir de 1938 para gente de mi condición. Ilustra esta tragedia el tan cercano caso que gracias a vuestra generosidad tuve ocasión de visitar en Port Bou, el del Sr. Walter Benjamín.

Antes de terminar con mi misiva, que espero podáis considerar a la mayor brevedad posible, quisiera hacer una última salvedad respecto de mi condición de personaje ficticio. Entiendo que puede llegar a ser una falla del acelerador de protones traer a la vida un personaje no real, sino literario. Es el caso mío y el del Sr. Biberkopf. Espero podáis resolver esta situación a la mayor brevedad.

Sin otro particular y a la espera de una respuesta favorable a mi petición, ruego tengáis a bien informarme sobre cualquier avance en mi causa.

Agradezco nuevamente los excelentes servicios de vuestra prisión. Los saludo cordialmente

Josep K.

Franz Biberkopf atraviesa la primera hilera de muros de la prisión de Figueres al amanecer de un día de noviembre de 2011.. El guardia lo ha escoltado a través de dos muros de hormigón de 6 metros de altura. Ha desactivado varios sistemas de seguridad. Lo deja salir. El ruido de la AP 7, los camiones yendo y viniendohacia la frontera con Francia, lo aturden.. Franz Biberkopf mira alcarcelero que le abre la ultima puerta. El guardia le sonríe. Le indica el camino de salida, rumbo a la frontera francesa. “ No tengas miedo” le dice y le da una palmada en el hombro para que se aleje. Biberkopf siente vértigo, un mareo absurdo, angustia en el pecho. La náusea no lo deja respirar.

Pálido, con su traje negro, su camisa blanca y su delgada corbata azul de oficinista, Josep K se pasea por el pasillo que conduce a la biblioteca de la prisión de Figueres. K está esperando una absolución. Por un lado ha presentado un recurso que no se sabe si se ha considerado o no, por el otro ya ha salido la sentencia y K no sabe si esta invalida a su propio recurso. Ambos documentos son contemporáneos, pero K no sabe si existe una relación o si discurren por caminos paralelos.

“Tiene que haber un error”, pensó K mientra Franz Biberkopf se alejaba por el pasillo de la prisión de Figueres escoltado por un guardia. Hasta donde Josep K sabe,Franz Biberkopf, nacido en Berlin en 1879, fue encarcelado por una denuncia de abuso sexual terminado en homicidio. Ilse Machrichter fue su amante, su mujer y su victima mortal. El ama de llaves de la pensión en la que vivía, en Alexanderplatz, la Señora Hess, declaró en el juicio. Dijo haber visto como Biberkopf machacaba la cabeza de su mujer a golpes, convirtiéndola en una masa sangrante. “Por efecto de la ley de gravedad” reza el informe en su sentencia, “los puños de Biberkopf dejaron a la Sra Machrichter sin conocimiento”.

Josep K ha sido compañero de celda de Biberkopf desde que entró a la prisión de Figueres. K se ha pasado cada día en la biblioteca. Le ha explicado a Franz Biberkopf lo que va entendiendo de la extraña situación que a ambos les toca vivir. “ Terminamos en la prisión de Figueres por la teoría de la relatividad, presentada por Albert Einstein, en 1905”, sostiene K. “La percepción del espacio y el tiempo depende del estado de movimiento del observador o es relativa al observador”. “Yo estoy aquí por ese mismo efecto” dice Josep. “Un error administrativo mezclado con un efecto físico temporal originado en algún oscuro despacho de la República de Weimar en 1925, ha materializado nuestra presencia en esta prisión del Empordá en 2011”.

“ El sistema de admisiones está basado en el Acelerador de Partículas, desarrollado en Suiza en 2009” asegura el alcalde a TV Tramontana, al lado de un científico vestido con delantal blanco. “Esta prision dispone de módulos con sala de día, comedor y `office, servicio de venta automática, economato, aulas y talleres ocupacionales, consulta médica, peluquería, gimnasio y despachos para los equipos de tratamiento” ha explicado el jefe de la prisión, un señor calvo y regordete que siempre asiente cuando habla el alcalde.

Josep K lleva más tiempo que Biberkopf en ese confinamiento. “ Es posible que las incumbencias no sean tan claras. El tribunal esta estudiando el tema”, reflexiona Josep K el día que sueltan a Biberkopf. Antes de que se lo llevaran, alcanzó a contarle algunas cosas que logró investigar sobre lo que le espera:

“Solo son 5 km hasta la salida de la Jonquera. Allí está el mayor prostíbulo de Europa” , le ha dicho a Biberkopf.

Biberkopf avanza por el borde de la autopista AP 7, junto a la inexistente salida 3. Franz Biberkopf distingue el prostíbulo por las luces de neón. Está justo a la entrada de La Jonquera, junto a la gasolinera. Franz siente en la piel los ochenta y cinco años sin disfrutar el aroma de una mujer. No ha envejecido en el viaje espacio temporal. La pelirroja rusa, en el lobby. Alla, es la única que habla algo de alemán. “ Nos han intentado cerrar en 2010, estamos en crisis” le explica la rusa moviendo unas caderas bestiales. Alla Kratinova embelesa al Franz. Sus medias de seda y un estrecho vestido negro obnubilan su entendimiento. Alla se mete en una habitación con Biberkopf. Franz no ha sentido la piel de una mujer en décadas.

“¿ Por qué me miras así?” – le pregunta Alla en alemán.

- Estuve en prisión unos años- dice Biberkopf y sufre otro de sus ataques de angustia paralizante.

Alla se ríe con ganas. Unas cuanta compañeras de la rusa se asoman por el pasillo. Estallan en carcajadas al ver como Biberkopf sale corriendo.

Llega a la estación de tren de la Jonquera y mira los horarios “ El Mar Mediterráneo esta cerca.

jueves, 23 de diciembre de 2010

“¿ Que pasó con Walter Benjamín en este sitio?” se pregunta Josep K y se asoma al túnel de Dani Karavan. Contempla la oscuridad y la luz. Lo enceguece el azul claro de ese peñisco que se cae abruptamente y termina en el fondo del agua cristalina. Como si el homenajeado por el monumento se hubiera despeñado por ahí, en un último gesto de resistencia. Como si el espectador compartiera ese azar de la huída, ese miedo final a la muerte, ese salto al vacío.






Biberkopf se asoma a un acantilado en Port Bou junto a un monumento extraño. Lee el cartel que cuenta la historia de un exiliado que terminó sus días en este pueblo. “Walter Benjamín había pronosticado un desastre a través del progreso. Murió justo aquí” dice un cartel a la entrada del cementerio.

Biberkopf acaba de cruzar la frontera escarpada que une Portbou con Cerbere, en Francia, hasta donde lo llevó el tren. No hay más que unas cuantas casas encajonadas en Port Boul, un restaurante que se llama España, una gran estación de tren. En ambos pueblos, que parecen gemelos, una riera se ha convertido en aparcamiento de coches.

Franz piensa en la hermosa mujer que servía pescado y vino en el restaurante de Cerbere. Lo ha mirado con interés. Le ha hablado en alemán con acento francés. Lucille Prodinaud, le ha dicho que se llama y le ha obsequiado un vaso de vino de Laguedoc Roussillon.

“Tienes una piel tan suave” dice Biberkopf en la pensión de Cerbere en voz baja. Lucille lo ha acompañado y se ha desnudado frente a él “Es lo que se sueña sin saber lo que se sueña. A muchos les pasara que no saben lo que es, lo que sueñan. Quería tener un motivo para hacer lo que de cualquier manera haría. Quería jurar que seria siempre honesto. Jure que nunca seria deshonesto” . Franz Biberkopf se sumerge en la piel de la mujer que encontró en Cerbere.





El 14 de junio de 1940, tras la ocupación de la ciudad por las tropas nazis, Walter Benjamín huyó de París. Walter Benjamin murió el 26 o 27 de septiembre de 1940 en Portbou (España),.. Benjamín dejó en la habitación donde terminó su vida una nota que decía:

En una situación sin salida, no tengo otra elección que la de terminar. Es en un pequeño pueblo situado en los Pirineos, en el que nadie me conoce, donde mi vida va a acabarse. Le ruego que transmita mis pensamientos a mi amigo Adorno y que le explique la situación a la cual me he visto conducido. No dispongo tiempo suficiente para escribir todas las cartas que habría deseado escribir

Para su sorpresa, tal vez porque el recurso aún no se ha encontrado con la sentencia negativa, no ha sido difícil que a Josep K lo dejen salir por un día de la prisión de Figueres.

“En el año 1925 se cometió un error administrativo.” expresa K en la primera carta con un alegato dirigida a las autoridades de la prisión. “Han confundido mi caso con el de alguien homónimo. Una duplicación metabólica producida por el intercambio de protones dentro del acelerador de partículas. Por favor remitirse y vincular mi caso con el de Franz Bibenkopf” concluye.

Dispone de una tarde para recorrer Port Bou y regresar a Figueres. La oscuridad se cierne sobre la pequeña cala y el pueblo, fantasmagórico le recuerda una de las citas de Walter Benjamín:

L o que hace tan incomparable e irrecuperable la primera visión de una aldea o de una ciudad en medio del paisaje es el hecho de que, en ella, la lejanía y la proximidad vibran estrechísimamente unidas. La costumbre aún no ha culminado su labor. No bien empezamos a orientarnos, el paisaje desaparece de golpe como la fachada de una casa cuando entramos en ella. Aún no ha conseguido imponerse gracias a la exploración constante, convertida en costumbre. Una vez que empezamos a orientarnos en algún lugar, aquella imagen primera no podrá reproducirse nunca más”.

Aparentemente el tribunal aun existe, piensa Josep K mientras el viento arrecia en la cala. La ultima luz anuncia que tiene que atravesar el pueblo y volver a la estación. El mismo Tribunal lo está juzgando a él en este momento, en 2011, luego de 85 años. ¿Por qué liberaron a Biberkopf y me retienen a mí? Se pregunta mientras el tren sacude su anatomía frágil, su traje raído, en el trayecto de Portbou a Figueres. “Quizas”, piensa, Josep K, “siempre estamos hablando del mismo Tribunal”. El hilo parece encontrarse en una novela:

Der Prozess, como la tituló originalmente su autor basada en la edición de Max Brod del manuscrito de Kafka, quien nunca expresó la intención de publicarlo y lo dejó inconcluso.En el relato, Josef K. es arrestado una mañana por una razón que desconoce. Desde este momento, el protagonista se adentra en una pesadilla para defenderse de algo que nunca se sabe qué es y con argumentos aún menos concretos, tan solo para encontrar, una y otra vez, que las más altas instancias a las que pretende apelar no son sino las más humildes y limitadas, creándose así un clima de inaccesibilidad a la 'justicia' y a la 'ley'.